domingo, 22 de noviembre de 2009

IMPLEMENTACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Una política pública hace referencia a la acción conjunta del Estado con el sector privado para dar solución a una situación o problema presente dentro de la sociedad, sin embargo no solo basta el formularla para considerar un conflicto resuelto.

Como se había mencionado en los otros tomos de políticas públicas, una gran dificultad para llevar a cabo las políticas era y es la falta de información durante el diseño, es decir, métodos, herramientas, teorías, que nos ayuden a realizar nuestros análisis para conocer las consecuencias de las políticas en los escenarios presentes y futuros, es decir, análisis de causa y efecto y costo-beneficio, pero ¿qué pasa una vez que el diseño de la política se encuentra correctamente estructurado y se tiene fé en que con este se obtendrán los resultados esperados y al final esto no ocurre? Bueno, pues esto hace que los analistas realicen una nueva serie de investigaciones trantando de encontrar una explicación, llegando a la conclusión que la parte teórica puede ser la adecuada, pero en la práctica es en donde se encuentra la falla, ya que las políticas solo fallan por errores en su diseño o por defectos en su implementación.

Por implementación se entiende llevar a cabo, a efecto, efectuar, realizar, producir, cumplir, culminar, completar, una acción que se ejerce sobre un objeto considerado defectuoso para dotarlo de los elementos necesarios que lo lleven a su perfección o acabamiento y por política se entiende una declaración de intenciones, en general de metas y objetivos

Anteriormente en los años sesenta la economía, la ciencia política y la sociología tuvieron un gran avance y las políticas se basaban en la investigación, experimento y desarrollo, aumentando esto la confianza en la capacidad del gobierno, sin embargo, de las políticas sociales comenzaron a brotar sorpresas y decepciones y a pesar de las constantes evaluaciones los resultados seguían sin cambio alguno, el problema se localizaba en la implementación no en el diseño, demostrándose que la elaboración de políticas no solo debía apoyarse en leyes para tener éxito.

En la actualidad la gran falta que siguen cometiendo los gobiernos es que separan este proceso que debería de ser de forma continua y de cooperación, siendo los políticos los decisores y los administradores los operadores, quienes al poner en marcha la política tienen que cambiarla para poder implementarla, porque dentro del diseño no se esbozan ni se hace mención de los obstáculos por los que una política tiene que pasar para ser puesta en marcha, siendo esto un proceso aparte, independiente del diseño.

El trabajo de los operadores empieza una vez que termina el de los decisores, no hay una secuencia de acciones donde se incluya en la parte teórica todo el proceso que le da efectividad y continuidad a la política, solo se enfocan en las condiciones iniciales, provocando muchas veces que nuestra investigación solo se quede en una inteligente idea que es imposible aplicarla a la realidad.

La política debe de ser sencilla, ya que así será más fácil dirigirla hacia la meta señalada, porque el número de pasos y las decisiones se verán reducidos, siendo esto proporcional con las oportunidades de desastre, aumentando la probabilidad de que su objetivo sea cumplido.

Es muy diferente la actividad de diseño de una política donde existe el sustento informativo y con escenarios alternativos, que llevarla a cabo para combatir un problema social, el cual tiene la característica de ser retorciodo y cambiante, aunándole a esto la falta de un apoyo teórico e información en la ejecución de la misma, es decir, no podemos comparar el diseño donde poseemos los datos necesarios, a la implementación donde la información realmente es escaza y poco comprobada.

La razón por la que se sabe muy poco del proceso de implementación es porque los investigadores culpan a la mala planeación como el agente del fracaso de una política o comenten el error de suponer que una vez que la política ya ha sido elegida por los políticos esta no tendrá ningún error al llevarse a cabo y generan altas espectativas, como considerar que los resultados se darán tal y como fueron planeados, pecan de optimistas porque consideran al diseño como la etapa más difícil enfocándose más en esta y ven a la implementación como algo sencillo y sin importancia, ya que para pasar a esta segunda etapa los problemas debieron de haber sido resueltos previamente.

Dentro de esta insuficiencia en la literatura podemos mencionar un modelo de la ejecución de las políticas, como es el sistémico, que identifica las relaciones que existen entre las distintas áreas de interés de los analistas y presta atención a las consecuencias de las políticas, poniendo énfasis entre la imperfecta correspondencia de las políticas adoptadas y los servicios realmente ofrecidos, relacionándose esto con lo que nos mencionan Gerald y Naomi Caiden, en lo referente a la medición del desempeño para la existencia de una mayor transparencia de las organizaciones públicas, dando a conocer los datos sobre los aspectos del proceso productivo, como sus resultados y su impacto.

El proceso de culminación de las políticas también se ve afectado porque dentro de las organizaciones no se siguen objetivos y metas en común, además de fallas en la comunicación entre superiores y subordinados, haciendo esto que los últimos dirijan la política hacia lo que consideran que es correcto y no hacia donde estaba planeado.

Por ello, es que los subordinados deben de saber lo que están obligados a hacer y los superiores deben de ser competentes al elegir a la organización responsable para esa encomienda, es decir, es su trabajo asegurarse de que se cuente con el personal capacitado y con los recursos financieros sufientes a fin de evitar poner en riesgo la implementación.

En nuestros días existe una mala retroalimentación administrativa, porque los superiores no quieren saber nada de las actividades operativas y los subordinados sólo acatarán lo acordado si se otorgan superiores dispuestos a dialogar con ellos y se encuentren accesibles ante los problemas que surjan durante el proceso de implementación.

Para que las políticas logren lo que se espera de ellas los actores deben de tomar en cuenta el imperativo legal, el cual les permita cerciorarse que los subordinados realmente van a obedecer lo dispuesto por los mandatos legislativos; el imperativo racional en el cual tanto el ejecutivo como la burocracia harán mancuerna en la resolución de los problemas y el imperativo consensual, que es uno de los más importantes, ya que aquí se tiene en cuenta a los grupos de interés afectados por la legislación, haciendo que la implementación sea de la preferencia de estos grupos.

Pero para llevar a cabo la implementación también se necesita de un conjunto de pasos estructurados e interdependientes a seguir, los cuales son la elaboración de lineamientos, la distribución de los recursos y una supervisación encargada de promover la responsabilidad en todos los niveles de la burocracia para asegurar su cumplimiento.

Como mencioné anteriormente la realización factible de la polítca se considera al momento en que la teoría pasa a ser prática y es aplicable a una realidad social, por lo tanto también se deben de tomar en cuenta condiciones ambientales en su ejecución, los objetivos, la complejidad del proceso y los recursos disponibles, centranlizando esto nuestro proceso y haciéndolo más claro y consistente obteniendo como consecuencia programas exitosos.

Como bien sabemos existen dos órdenes de gobierno, el federal y el local y cada uno posee sus propios problemas de implementación, por ello el gobierno federal debe de ejercer influencia en el local para llegar a un acuerdo pactado, conociéndose esto como la macro implementación señalada por Paul Berman, y también se puede mencionar la micro implementación que hace referencia a las organizaciones locales prestadoras de servicios.

Para evitar este tipo de problemas se puede llegar a una decisión donde el liderazgo se encuentre centralizado y todo dependa del gobierno nacional examinando la implementación de la cúspide a la base, pero para llevar a cabo este tipo de medida se necisita de una buena burocracia que no solo se supedite a sus intereses particulares, no necesitamos mas trepadores, sino estadistas, que posean un sentido sobre el interés público y las acciones a realizar para satisfacer las demandas, de lo contrario, será mejor optar por la disperción de la autoridad donde se examine el proceso de implementación de la base a la cúspide.

Aún en estos tiempos los investigadores no coinciden en los principios que deberían regir una teoría de la implementación y tampoco se han comprobado cuáles son las variables para el éxito de este proceso ni se ha llegado a un acuerdo en lo que se puede considerar como el éxito de una política implementada.

Lo que se sabe es que el diseño y la implementación no deben de encontrarse divorciados ya que forman parte de un solo proceso y comparten las mismas metas y objetivos, es por ello que los políticos y los administradores se deben de basar en ciencias conjuntas y no esperar a que uno termine su actividad para que el otro comienze a realizar sus funciones.

La política pública nace y va orientada hacia la solución de un problema, cómo esperar a que resuelva ciertas demandas sociales si en su elaboración esta ya va resultando defectuosa.

Los distintos niveles de gobierno poseen facultades y fines característicos pero lo que es común en todos ellos es la obtención del bien común, por esto deben de coordinar sus actividades para participar de manera conjunta en el nacimiento, diseño e implementación de la política, no es suficiente contar con un diseño informativamente correcto si no se tiene idea de los tropiezos que puede presentar la política al llevarla a cabo en un mundo dinámico y que se encuentra en constante cambio, lo cual a fin de cuentas provocará que los operadores realicen parte del trabajo de los decisores, ya que tendrán que ir modificando la política original para adecuarla a la realidad existente.

Bibliografía:

· El Enfoque y lineamientos para el seguimiento, la medición y la evaluación del desempeño de programas del sector público”, Gerarld E. Caiden. Naomi J. Caiden”.

· Antologías de Políticas Públicas tomo IV, Editorial Manuel Porrúa.

· “Políticas Públicas”, Wayne Parsons.